sábado, 27 de mayo de 2017

Control social a través de las imágenes


Imagen y control social. Capítulo 9

CAPÍTULO 9: Epítome transgresor sin imágenes: por una guerrilla semiológica.

Hoy, la hipnosis que generan los media no está asentada en la palabra, sino en la imagen y ella es, pues, lo más creíble. También para ejercer un efectivo control social.
La democracia contemporánea se fundamentan en la «fabricación del consenso» como nos advierte Noam Chomsky (1994, 1999) y, en gran medida, en el control, y administración de los mensajes audiovisuales de los media.
Sólo cuando la política, la religión o la educación se pliegan ante los fines del uso del poder y del autoritarismo, se establece el irresoluble dilema que divide a los seres humanos en opresores y oprimidos. Así, la imagen ha suido un elemento clave para instaurar la «cultura de la normalidad» o la «política general de la verdad».
Las palabras han sufrido una erosión semántica porque ya no significan lo que eran sino que su significado está sujeto a la finalidad para la cual se usa, es decir, tiene significados diferentes según los contextos en los que se producen.
Los medios se convierten así en uno de los principales aparatos ideológicos del Estado y, sobre todo, para convertirse en un eficiente sistema doctrinario en manos del poder financiero para «convencer» a las masas. La fuerza de la costumbre hace parecer normal que el arte de la democracia resida en la habilidad y estrategia de los políticos y gobernantes en la «fabricación del consenso», un término eufemísticamente orwelliano que viene a ser lo mismo que «control del pensamiento».
Así, en los países democráticos, la «política general de la verdad» a la que se refería Foucault (1980) posee un control organizado y un monopolio psicológico no coercitivos y cuyo denominador común podría ser la «pasividad» en una gran mayoría de los ciudadanos: las llamadas “sociedades disciplinarias” (Bourdieu). Una sociedad que, además, se han convertido en “sociedades vigiladas”.
Sin embargo, no debemos  olvidar que un mundo gobernado por los sistemas informáticos es más controlable y más manipulable ya que amplía el control y la obediencia social. Si el uso intencional de la imagen (los podemos calificar como persuasión o manipulación) o la administración de los signos en los medios se ha utilizado para conseguir el control social, de la misma forma, también se han utilizado para colonizar nuestro tiempo vital y la estandarización de los estilos de vida.
Estamos informados de todo pero no nos enteramos de nada.
Se ha producido la auténtica globalización: la globalización de las mentes con la estandarización de los estilos de vida.

Teniendo en cuenta todo lo anterior…
¿Los educadores y educadoras sociales y docentes en general deben ser agentes de reproducción o sujetos de transformación?
Queremos poner de relieve la necesidad de un saber comprometido y de la producción de conocimiento socialmente útil a la vez que epistemológicamente relevante. Nunca deberíamos perder el norte de que nuestros alumnos de hoy serán los educadores que tendrán la responsabilidad de educar a otros en el futuro.
Será necesaria una educación liberadora, cuya consecuencia inmediata sea la construcción de una democracia fundada en un imaginario social autónomo, crítico y creativo, que permita revertir el actual estado de desigualdad socioeconómica y de tanta injusticia.
Urge encontrar la vía del pensamiento reflexivo y crítico, ya que la fuerza liberadora de la reflexión, como destacaba Morin (1998), es la garantía de asegurar la capacidad de formular y formularse preguntas desde una pedagogía de la interrogación, capaz de hacer que las personas aprendan a pensar por sí misma desde una realidad compleja y dinámica. Atrofiar esa capacidad, o lo que es más grave, perderla, podría suponer que fuésemos más vulnerables ante los lenguajes persuasivos de los medios.

Ante este contexto, tal y como afirman autores como Umberto Eco, es necesario participar en una guerrilla semiológica implica intentar buscar nuestros propios significados alternativos en los mensaje de los medios, pasando de la pasividad hipnótica a un activismo sociocultural comprometido capaz de desvelar las ideologías invisibles y los discursos autoritarios que forman parte de la cultura de la normalidad.
Eco, en su ensayo «Hacia la guerra de guerrillas semiótica» (1967) venía a decir que si existe la posibilidad de proporcionar a la gente herramientas que le ayuden a ser críticos y críticas con los mensajes que están recibiendo, esos mensajes y los medios en general pierden su potencial como instrumentos de control social. Las herramientas a las que se refería Eco no son otras que habilidades basadas en la reflexión y en la práctica de un pensamiento crítico.



Imagen y control social. Capítulo 8

CAPÍTULO 8: Mecanismos de autodefensa ciudadana

8.1. La doctrina del shock como control social
La unificación de las mentes y del pensamiento colectivo ha sido una clave histórica constante en todos los sistemas políticos. Es lo que denominamos genéricamente como control social.
¿Qué ocurre tras la convulsión inicial y la parálisis psicológica después de un ataque terrorista, una guerra, un tsunami o un colapso del mercado bursátil? Pues que, generalmente, es más fácil quebrar la voluntad de las sociedades y las mentes de los ciudadanos y las ciudadanas, que se vuelven más dúctiles, más maleables, más versátiles, más sumisas y, sobre todo, menos críticas. El miedo y el desorden son los nuevos catalizadores de un capitalismo del desastre que practica, y con bastante eficiencia, lo que  algunos autores como Naomi Klein denominan la doctrina del shock.
Otro aspecto de este fenómeno viene de la mano de las empresas de seguridad, ya que para ellas, el desastre es un negocio en sí mismo, una oportunidad de hacer dinero fácil, de acumular riqueza financiera a costa de las desgracias y el sufrimiento de otros seres humanos.
En este contexto los ciudadanos nos encontramos en un estado de conciencia pasiva y dormida ante la hipnosis que generan los media en su conjunto y aferrados a nuestros estilos de vida consumista. Transitamos nuestra existencia a veces con llamamientos a la generosidad y a la solidaridad para que nos hagamos socios de alguna ONG, apadrinemos alguna criatura o hagamos un donativo para una causa justa. Eso limpia nuestras conciencias. Pero mientras eso sucede, los verdaderos amos del mundo manejan a su antojo los hilos invisibles del presente.

8.2. La respuesta ciudadana: entre la disidencia y la indefensión.
Ante esta doctrina del shock tenemos dos opciones: o bien nos quedamos en el rinconcito que la sociedad nos tiene asignado y hacemos claudicar nuestra conciencia crítica ante la excelencias de las regalías neoliberales, recibiendo así todas las descargas que la doctrina del shock haya previsto y colaboremos con el Orden establecido (y sobre todo, con los intereses de los que establecieron ese Orden). O bien, nos convertimos en algo así lo más parecido a una gente peligrosa, es decir, gente que se cuestione y se haga preguntas sobre la oficialidad de la información poniendo en cuarentena la política general de la verdad y posicionándose en una militancia disidente activa.
La segunda opción implica también aprender a realizar otras miradas sobre la realidad. La mirada nunca ha sido bien recibida por el poder ni por las clases que ostentan ese poder. La mirada supone reflexión crítica sobre lo que se ve.

La Culture Jamming:
Es un movimiento de resistencia a la hegemonía cultural y a la sociedad de consumo a través de técnicas de guerrillas de comunicación que alteran, a veces de forma satírica o irónica, los mensajes de los media.  
Técnica del spoofing: crítica de los mensajes publicitarios. Consiste en aprovechar la publicidad central de las marcas y manipularlas hasta conseguir un contra-anuncio.

La técnica del spoofing, también han sido utilizadas desde la publicidad convencional. Por ejemplo, un anuncio de Benetton nos provoca un «escándalo visual» de cierta consideración por su originalidad y su atrevimiento a tocar temas y sensibilidades que son objeto de polémicas sociales. Benetton ha recurrido a desmontar sistemáticamente muchos estereotipos o a buscar imágenes que en la creatividad publicitaria tradicional nunca habría pasado por el filtro de la lógica.

El Proyecto Censurado:
Desde gobernantes griegos a emperadores romanos, pasando por el imperio ideológico de la Iglesia, la comunicación social siempre ha sido impuesta desde un modelo vertical, el mismo modelo autoritario que aún subsiste, impregnado de una matriz mercantil desde la eclosión de los grandes medios de información de masas (la información es una mercancía más). Sólo la eclosión de Internet pudo y puede suponer desde la última década del siglo XX un modelo alternativo.
Los medios cuentan con la ayuda de unos «guardianes de la puerta» (gatekeepers): aquellos mecanismos censores que actúan de forma visible e invisible en los medios, filtran aquella información que es considerada «políticamente correcta» y en función de la «política general de la verdad» que cada sociedad, Estado o Gobierno tiene establecida. Igualmente, estos filtros gestan, como apuntaba Marcuse (1999), la formación del «pensamiento unidimensional»: el discurso autoritario de los medios está plagado de hipótesis que se autovalidan y se repiten incesantemente de forma monopolística y la ciudadanía acaba aceptándolas de forma hipnótica como dictados de la realidad.
Las agencias de noticias y las líneas editoriales de los medios ligan sus objetivos a intereses comerciales y a los intereses del poder establecido. Se convierten, como afirmaba Len Masterman (1993), en «grandes empresas de concienciación» que generan todo un sistema doctrinario que no sólo despliegan las tres funciones básicas que tradicionalmente se les ha asignado (formar, informar y entretener), sino que proporcionan una forma, adjetivada de antemano, de entender el mundo y comprenderlo.

En este sentido, la contrainformación no sólo es necesaria, sino también urgente. Entre otras razones porque podemos llegar a pensar que sólo existe una realidad y que, además, es intocable.

domingo, 21 de mayo de 2017

Sexismo en la infancia

Ya hemos comentado anteriormente la influencia de las películas estereotipadas en los niños y niñas. Sin embargo, a parte de este tipo de mensajes, existen muchos otros que afectan a los más pequeños. 

Un ejemplo es la noticia de "Francia pone freno a las 'lolitas'". En esta noticia se cuenta cómo una senadora pide al Gobierno que se prohíban las modelos menores de 16 años debido a un reportaje de la revista francesa Vogue que escandalizó al país. Tres niñas de 7 años aparecen peinadas y maquilladas como adultas, disfrazadas de mujeres fatales, subidas en tacones de vértigo y posando como divas. Esto causó polémica alertando sobre el fenómeno definido de “hipersexualización” de los menores de 12 años, que a juicio de los expertos pone en peligro tanto el bienestar psicológico y afectivo de los niños como el principio de igualdad entre géneros.

La hipersexualización de los niños se define como “la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”. Algunas escuelas primarias por ejemplo han tenido que prohibir a sus alumnas los tacones altos y el maquillaje, mientras que en la cara opiesta las tiendas de lencería proponen minitangas y sujetadores para niñas de 8 años con relleno. Así, el fenómeno viene impulsado por la industria de la moda y de los medios de comunicación.

¿Se incita a la pedofilia en el 'Vogue' francés? 

La senadora y exministra de Deportes alerta de que “la intrusión precoz de la sexualidad conlleva daños psicológicos irreversibles en el 80% de los casos” y que puede provocar disturbios en el comportamiento de las pequeñas, como la anorexia: de hecho, el 37% de las menores de 11 años están ya a dieta. Además, considera que esta tendencia es indisociable de la "banalización de la pornografía", que en el caso de los chicos "puede inducir a comportamientos sexuales violentos y legitima el acoso". Además participa en el retroceso de la igualdad entre mujeres y hombres, ya que "la hipersexualización vehicula el estereotipo de la mujer/niña pasiva, definida por su apariencia y animada por la sexualidad".